Por los que están y por los que se fueron, es ahora, Cádiz

El Cádiz, aquello tan insignificante para muchos  pero tan importante para los cadistas. Aquellos que un día se contagiaron de este bendito veneno llamado Cádiz Club De Fútbol

Aún recuerdo los primeros paseos que daba por los aledaños del viejo Carranza, de la mano de mi Padre, quien sin ser muy aficionado al Cádiz me contaba historias de los viejos y añorados Trofeos Carranza en los que el Cádiz recibía a los más grandes del mundo.

Recuerdo mis primeras oídas sobre un tal “Mágico González” quien era endiosado por toda una ciudad que con nostalgia esperaba que algún día pudiera producirse un reencuentro.

Recuerdo la primera vez que pisé el Carranza de la mano de mi “Tato Luis ” quien me inculcó esta bendita locura cuando corrían los tiempos de Segunda B y nos medíamos ante un Sevilla Atlético plagado de futuras promesas.

Recuerdo mis primeras decepciones como cadista, las cuales me quitaron la ilusión por completo de seguir al equipo de mi ciudad.  

Fotografía: Marca

Pasaron los años y el Cádiz deambulaba por la ya “vieja” segunda división “B” viviendo los peores momentos del club deportiva e institucionalmente. En aquellos años algo dentro de mí volvió a ilusionarse por el equipo de mi ciudad, aquel equipo que jugaba en primera división en mi más temprana niñez. Mi ilusión contagió a la de mi padre y ambos sacamos nuestro primer abono, en Segunda B. Desde entonces, ya llevo casi diez años de la mano de mi padre viviendo este bendito sentimiento al que en Cádiz llamamos “Cadismo”.

Jamás pensé ver al equipo salvarse heroicamente en primera división, de hecho, ni siquiera pensé que lo vería jugar en la máxima categoría del fútbol español y ganando a los más grandes de nuestro fútbol.

Pero así es el Cádiz y su afición, una afición llena de gente con historias parecidas, o no, a la mía. Con un mismo sentimiento, enamorarse del equipo de tu ciudad. Una afición llena de “locos” de la cabeza que un día juraron amor eterno al equipo que viste de azul y amarillo, ese amor que para muchos fue el primero y al que querremos siempre. El equipo donde para rezar y encomendarnos a Dios en los momentos de angustia nos encomendamos a “Mágico”, a “Baguetina”, incluso al Nazareno, a ese abuelo , padre o madre que les inculcó el cadismo en vena pero que ya no está presente.

Fotografía: Marca

Por todas las personas que un día se marcharon al tercer anillo de la tacita de plata pero dejaron su eterno legado y su herencia mas preciada a otro cadista. Si lees esto, piensa la de veces que sufriste con tu equipo en los tiempos más difíciles de nuestra reciente historia. Historia que por suerte y trabajo, está siendo más que exitosa.

¿Cuántas finales habremos vivido, Cádiz? Desde luego que muchas y las que nos quedan por vivir. 

Este domingo nos jugamos la permanencia en primera división, la liga en la que tantos y tantos años soñamos con estar. Por ese padre, madre, abuelo, amigo o cualquier persona que estuviera igual de enamorada que tú de su equipo, por esos fieles sufridores. ¡Coge tu camiseta amarilla y correspondiente bufanda, y lánzate a la calle a recibir al equipo! como en los días grandes donde se recupera la ilusión de camino al estadio. ¡El Cádiz nos necesita, y nosotros a él!.

¡Sin excusas, Cádiz !

Fotografia: Diario de Cádiz

El domingo jugamos todos desde las 12:00 del mediodía hasta que el árbitro indique el pitido final. Déjense la garganta por el Cádiz, porque recuerden, no hay nada más grande que el amor que nos inculcaron hacia el equipo de nuestra ciudad, CÁDIZ.

Imágen destacada: Portal cadista.